El beso de la muerte
0 / 5. Votos: 0
Whitney acaba de pasar por un divorcio terrible. Su marido, un cirujano plástico, la ha dejado sin casa y sin dinero, y se ha buscado una nueva esposa con una rapidez tan inusitada que ella está segura de que ya era su amante.
Whitney busca la ayuda de su prima, Miranda que le propone cuide a sus perros en la cabaña del conserje de uno de sus patrones, Calvin Hunter, mientras ella disfruta de su luna de miel durante unas semanas. Así Whitney puede disfrutar de una breve temporada de tranquilidad y reflexión para reencaminar su vida.
A la casa grande de la finca acaba de llegar Adam Hunter, un veterano de la guerra de Iraq que sufrió una lesión y fue repatriado meses atrás. Durante su recuperación, su tío Calvin le ha informado que está seguro de que quieren asesinarlo, si eso ocurría Adam debía investigar el asesinato. Ahora su tío ha muerto de un ataque cardiaco y Adam quiere indagar, pues no cree que haya sido una muerte natural. Allí conoce a Whitney.
Después que la casa es robada y se llevan la agenda y el ordenador, Adam contrata a un contable para ordenar los asuntos financieros de su tío, obsesionado últimamente con sus perros y los concursos caninos de la alta sociedad americana. Para sorpresa de todos, las cuentas de Calvin aparecen absolutamente vacías. Cuando la cabaña del conserje es quemada intencionalmente, Adán y Whitney asumen que las sospechas de Calvin eran ciertas.
Reseña
Malo, malo.
Mal escrito y/o traducido. La trama no vale nada, es más, es tan confusa que no se sabe en realidad de qué va el libro.
O yo soy muy cortita o el nivel es tan alto que no alcanzo: no fui capaz de enterarme de si hubo o no hubo asesinato, de por qué se esconden los que se esconden, qué pinta el ex marido de la protagonista en todo el lío, y la nueva mujer del ex marido.
Estuve a punto de dejarlo casi al principio cuando el protagonista masculino se asoma a la ventana de una villa en una isla griega y contempla el «océano».
Lo he terminado porque sentía curiosidad por saber cómo se resolvía el embrollo, pero la verdad es que no merece la pena llegar al final.