La plaga
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Pulsando las teclas con dedos temblorosos, Ted volvió a acceder a la base de datos que había consultado en la biblioteca. Esta vez se saltó por completo la búsqueda pos síntomas y fue directamente al archivo ‘Peste’:
‘Existen tres formas de enfermedad, todas ellas provocadas por un mismo microbio. En la forma bubónica, los primeros síntomas incluyen fiebre, dolor de cabeza e hinchazón leve de los ganglios linfáticos, sobre todo en las zonas del cuello y la entrepierna. En ausencia de tratamiento, la enfermedad progresa rápidamente hacia síntomas más pronunciados que incluyen marcada hinchazón de los nódulos linfáticos con hemorragia en los tejidos circundantes.’
Ted se palpó el cuello una vez más, como si dudara racionalmente de lo que su instinto daba ya por seguro…
¿Qué ocurre cuando la peste bubónica, ausente durante tanto tiempo del mundo moderno, reaparece en la sociedad del siglo XXI? La plaga urde con brillantez dos relatos paralelos.
En el siglo XIV, el médico Alejandro Canches se salva de ser ejecutado por realizar una autopsia y en su huida recorre la Europa de la Peste Negra. Finalmente es enviado, contra su voluntad, a la corte de Eduardo III de Inglaterra para combatir la epidemia.
En dramático contrapunto, la arqueóloga y médica Janie Crowe llega a la Inglaterra del siglo XXI e, involuntariamente, provoca la difusión de una mortífera bacteria en un mundo que no está preparado para combatirla.
En un futuro en que los antibióticos han perdido toda eficacia y un pasado dominado por el terror, estos dos héroes, muy a su pesar, se ven unidos por la historia y definidos por las circunstancias.