Un verano de la posguerra: la guerra civil empieza ya a ser un recuerdo, aunque su huella resulte visible tras la forma en que se organiza la vida cotidiana de los supervivientes. Estamos en Barcelona, y también en una no lejana localidad de veraneo, y un distinguido comediógrafo cuyas piezas empiezan a quedar pasadas de moda, vive las perplejidades de la entrada en la edad otoñal, no menos que la indecisión y el titubeo entre simultáneos o sucesivos reclamos amatorios. Parece el esquema de una comedia burguesa de costumbres; pero la irrupción del crimen y la intriga policial convierte la indagación humana en intermitente investigación detectivesca.