Parece que por fin la vida de Marco Didio Falco va a entrar en una época de desahogo económico e incluso de prosperidad, pues se ha puesto al servicio del emperador Vespasiano como agente tributario con amplios poderes y un sueldo nada desdeñable.
Desgraciadamente, esto supone continuar trabajando en colaboración con Petronio, que tantos problemas le ocasionó en ‘Tres manos en la fuente‘, pero Falco no tiene mucho donde elegir y este empleo puede ser la oportunidad que siempre ha estado buscando.
Sin embargo, la muerte de una gran estrella del mundo del espectáculo da un vuelco a todos sus planes y pone al descubierto el sórdido mundo de las envidias y las rivalidades entre los entrenadores y los agentes de gladiadores.
Cuando también un aclamado gladiador aparezca muerto, Falco no tendrá más remedio que iniciar una investigación que le obligará a emprender un viaje a África acompañado de su esposa Helena y de su pequeña hija Julia.